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- diciembre 17, 2021
- Sin comentarios
Hola…. ¡Tanto tiempo!
Hacía mucho que no publicaba contenido en mi blog. Los que me seguís por redes veréis que también éstas están un poco abandonadas, y es que no me da tiempo para todo y la verdad que el poco que tengo prefiero pasarlo haciendo lo que más me interese en ese momento. Como con todo, es cuestión de prioridades y ahora mismo tengo muchas delante de la de las redes sociales; los que me conocéis ya sabéis que soy poco amigo de ellas y del móvil.
En esta vuelta puntual quiero mostraros una de las muchas “sesiones” que tengo en el pc guardadas esperando a ser mostradas. Entrecomillo sesiones ya que en esta ocasión no es nada organizado, aprovecho una escapada a Pirineos con mi colega Víctor para hacer unas fotos que muestren lo espectacular del paisaje, sin molestarle demasiado localizando encuadres rebuscados y momentos de luz únicos.
Vamos a visitar dos de los valles con más encanto de Pirineos, uno a cada lado del macizo de Monte Perdido, el Valle de Pineta y el Valle de Ordesa.
Ésta escapada la hicimos antes de la llegada de las nieves, en el puente del Pilar. Pensaba que me encontraría un paisaje más otoñal pero parece que éste año ha llegado más tarde…. o yo he querido ir muy rápido!
El primer día subimos desde el parking que hay al fondo del Valle de Pineta, al lado del Parador de Turismo, hasta el ibón de Marboré, una subida increíble que no me imaginaba que existiría visto lo escarpado del terreno. Salieron 16,8km y casi 1500m de desnivel positivo con el mochilón a la espada (cámara, trípode, objetivos, comida, agua…. unos 13/15kg extra).
Entenderéis ahora que con semejante paliza a la vista, la toma de fotos era por una parte un alivio, te permitía hacer un descanso en semejante subida sin fin y, por otro lado, era un “incordio” ya que lo que querías era llegar a cima, que el tiempo vuela.
Tuvimos la suerte de tener un día despejado con una temperatura ideal, fresca pero calentando el sol. A mi me habría gustado alguna nube que llenase el cielo pero ya sabéis que no suelo tener tanta suerte…..
Como veis, había cierta bruma en el valle, restos de un fresco que se iba quedando atrás según íbamos subiendo.
Tras pasar por al lado de una de las distintas cascadas que forma el rio Cinca al bajar de su nacimiento en el Ibón de Marboré (fotografiada pero sin grandes resultados) y alguna parada, llegamos al circo de Pineta, con unas impresionantes vistas.
Premio si localizáis a Víctor saludando y a por lo menos 7 montañeros subiendo (cuatro de ellos son puntitos vistos en la foto a esta resolución).
A partir de ahí todo son vistas increíbles, el sitio es un espectáculo que bien merece la pena el esfuerzo para llegar a él.
El paisaje ahí arriba es marciano, piedras grises con toques naranjas, las cumbres de Monte Perdido y el Cilindro nevadas, el glaciar de Monte Perdido aguantando lo poco que le queda, a su lado toda la mole de rocas retorcidas por la presión tectónica…. una pasada.
Estando ahí arriba dedicamos algún rato a sacar alguna foto para el recuerdo, empapándonos bien de las imágenes que nos ofrece el lugar y alimentando el gusanillo ese que hace que cada cierto tiempo tengamos que volver a sitios como este.
Una vez ahí arriba ya solo queda un kilómetro más o menos para llegar al Ibón de Marboré, punto en el que paramos a comer y donde iniciamos nuestro recorrido de vuelta, no sin antes hacer ésta panorámica HDR de 180 grados con un total de 28 fotos.
¡Otro premio para el que vea a Víctor saludando de nuevo! Si lo veis os dará una idea de la dimensión del ibón, del que solo vemos una mitad, la otra esta detrás mío. Eso sí, las moles que tiene a su espalda hay que estar allí para hacerse una idea de la magnitud que tienen.
Por último, nos despedimos de este magnífico lugar observando el valle de Pineta desde su balcón, antes de iniciar el descenso que nos llevará hasta el parking tras una bajada que a mi ya se me hace interminable, aunque repetiría sin duda!
Día 2
Tras un merecidísimo descanso, comenzamos ésta ruta que parte del parking al que te lleva el autobús desde Torla.
Ésta ruta es la que Víctor llama “de descanso”, la típica estirapiernas de apenas 21km con 1250m de desnivel positivo.
El día amanece fresco y soleado como el día anterior. Iniciamos la ruta haciendo prácticamente todo el desnivel de golpe y, una vez salimos del bosque en las alturas vemos como todo lo que está a la sombra está blanco de hielo, hace fresco de verdad!
Las vistas son espectaculares, pero ese día llevamos algo más de prisa ya que es el día que volvemos a casa y apenas paramos a hacer tres fotos en todo el recorrido.
Ésta es prácticamente llegando a la famosa cascada Cola de Caballo.
A un par de kilómetros de donde tomamos la foto llegamos a la Cola de Caballo, cascada que forma el rio Arazas a poca distancia bajo el refugio de Góriz.
Ésta foto es una panorámica HDR de 25 imágenes, con un montón de trabajo eliminando a toda la gente que ese día la visitaba, solo he dejado a un grupo que había frente a la cascada y que le da dimensión al sitio, ya que de otra manera la cascada parece apenas un charco que resbala por la pared cuando es una de las mayores cascadas de la península.
Si el camino que nos lleva por las alturas es espectacular, el que nos lleva de vuelta por el valle no lo es menos. Nos encontramos con una cascadita y una pequeña poza con un color de agua esmeralda y como no, paradita a hacer foto.
Y con ésta foto doy por finalizada la crónica de esta escapada que nos supo a gloria. Si juntas buena compañía con buen tiempo en un sitio como éste, el exito está asegurado.
¡Un saludo y gracias por haber llegado hasta aquí!
