Como os comentaba en la anterior entrada, me gusta cacharrear con la fotografía y su retoque.

 

En un primer momento todo era pulsar botones y mover deslizadores a lo loco, no conseguí nada mas que imágenes de niño, toscas y de colores imposibles. Poco a poco fui cogiendo soltura y conociendo las herramientas de los programas, llegaba a resultados que ya no daban tanta pena.

 

Un día, cuando ya tenía ciertos conocimientos sobre el manejo de los programas de retoque, vi que podría restaurar fotos antiguas, ya que aprendí a eliminar defectos de éstas, como arrugas y manchas. Probé con unas fotos que tenía por casa, las escaneé y empecé a toquetear. Lo tomé como un pasatiempo más y ahí quedó la cosa.

 

Unas navidades de hace 4 o 5 años, estuvimos mirando los álbumes familiares y se me ocurrió como regalo de navidad restaurar fotos antiguas de ese álbum para intentar darles nueva vida a esas fotos. Estaban perdiendo el color y todo el detalle. Me imaginaba que, a ese ritmo, en poco tiempo podíamos decir adiós a esos recuerdos, así que me puse manos a la obra e intenté recuperarlas. 

 

Os dejo aquí un par de ellas para que veáis el resultado. Moviendo el circulo del centro a los lados veréis el antes y el después.

Éstas son algunas de las fotos que restauré. Ahora, al estar en digital ya no se van a estopear más, las he podido redimensionar para hacer un cuadro de buen tamaño y hacer un bonito regalo con ellas.

 

En la foto que os muestro ahora ya entra en juego la imaginación, me propuse dar color a ésta imagen en blanco y negro. Me costó un monton dar con el tono “menos malo” de la piel, me resultó lo más dificil del proceso. ¿Qué os parece cómo ha quedado? Espero que os guste tanto como a los protagonistas de las fotos!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: Contenido protegido, si quieres una copia contacta conmigo. Gracias.

¡Suscríbete!

Si quieres puedes recibir un aviso con mis últimas publicaciones